Discursos en Movimiento

Tanto mar para nuestros remos

Tanto mar para nuestros remos: Isla Huar, segunda parte

Por los pasos de cebra volveremos al sur.
Nelson Navarro

Dicen que Isla Huar fue fundada en 1710 por un sacerdote que, en una especie de
revelación mística, decidió regalar una isla entera y sus 3600 hectáreas a un grupo de 166
chonos que andaban dando vueltas con sus canoas de allá para acá, sin tener idea que ahora
todo eso que se veía en el horizonte y la cordillera era de dominio Español. 22 hectáreas por
persona. O sea, una buena cantidad de tierras como para tener un futuro próspero. Para que
todos y todas se hagan holgadamente una casa con los mismos árboles de sus campos. Para
que puedan recibir educación y fe. Para que tengan un buzón de correos. Para que
construyan una iglesia.
Seguramente esos chonos de antaño, quedaron mirando al sacerdote con cara de
pescado y deben haber pensado: ¿Cómo nos van a regalar una tierra que siempre ha sido
nuestra? ¿Este curita no se ha dado cuenta que vivimos en el mar? O sea, Isla Huar nace de
un problema enorme de comunicación entre dos culturas tan alejadas unas de otras que
apenas tienen posibilidad de entenderse. Es que la naturaleza de los chonos era más nómada
y en su ley de movimiento esos indígenas prefirieron seguir navegando por los canales
infinitos.
Isla Huar. Habíamos intentado ir anteriormente pero no pudimos viajar por los
grandes temporales que nos dejó este otoño en el sur. La escuela Quetrolauquén tiene cerca
de 50 estudiantes, de Primero a Octavo Básico. Los egresados de la Básica, en su mayoría
emigran a las grandes ciudades: se van a Calbuco o a Puerto Montt a seguir estudios. Viven
la Enseñanza Media con algún pariente. Pasan los años y muy pocos regresan a su Isla. Es
que el Seno Reloncaví está viviendo un acelerado envejecimiento. Como si una forma de
entender el sur estuviese en peligro de extinción. Esas juventudes insulares regresan poco.
Tienen menos hijos e hijas. La vida del campo y el mar, esa forma de vivir el tiempo y la
familia está en retirada. La isla está siendo vendida a pedacitos a personas que construyen
sus casas de veraneo. Paradójicamente, son familias de capitalinos que trabajaron toda una
vida para tener un lugarcito donde vacacionar en enero y febrero. Si pudieran, vivirían en la
Isla para siempre.
Esos niños, esas niñas se parecen a los chonos. Su naturaleza

Tanto mar para nuestros remos: Isla Tenglo con Vane Arrebol

Tanto mar para nuestros remos: Isla Tenglo con Vane Arrebol

Ahí está Vane Arrebol interpretando La Poderosa Muerte de los Jaivas, surcando las notas del piano de un teatro, como empujada por el viento sur. Ahí está, vuelve aparecer, Vane Arrebol, cantando una de sus canciones: Chilote mi amor. Vane Arrebol es una tremenda cantante y pianista del sur y ella fue con nosotros a dar un concierto y conversar con los estudiantes del Colegio Isla Tenglo. Caímos justos, caímos bien porque los niños y niñas recién habían sido vacunados contra la influenza en este sur que ha estado durísimo para la salud. La música en este contexto fue una forma de apaciguar el corazón inquieto y decir: ese pequeño dolor, ese miedo del pinchazo, todo ese temor ya pasó, y ahora se pueden relajar, podemos cantar.

Entonces hubo complicidad. Compañía. Comunidad.

Tanto mar para nuestros remos: Isla Tenglo

Tanto mar para nuestros remos: Isla Tenglo

Hay familias que viven en Chinquihue que prefieren que sus hijas e hijos crucen en bote a Isla Tenglo para cursar la enseñanza básica. Y en ese mismo bote, que llevaba a una estudiante de sexto básico bien abrigadita, cruzamos con Discursos en movimiento para llegar a la Escuela Isla Tenglo del sector La Capilla. La escuela tiene cerca de cincuenta estudiantes y es preciosa. Años atrás pensamos con Carolina Contreras en matricular a nuestro hijo Gaspar allá. No lo hicimos tan solo por la lejanía y porque no tenemos bote. Es que me hace más sentido la educación rural y su intimidad en comparación a la saturación y estridencia de los liceos y colegios de la ciudad. La pedagogía rural bien puede ser una forma de resistencia a la crisis del sistema educativo.