Discursos en Movimiento

Tanto mar para nuestros remos

Fluir para viajar, viajar para fluir

Tanto mar para nuestros remos: Isla de Chiloé

‘Un nidito en la trizadura del tiempo’

Rosabetty Muñoz

Nuestro viaje a Castro resultó ser una sorpresa y una revelación. Originalmente no estaba considerado en el plan de gestión, pero los vaivenes del ritmo, de las logísticas y de la producción, nos exigieron acomodos. Ahí apareció ante nuestros ojos el espacio Casa MICA de Castro y la colaboración fecunda con las compañeras de la agrupación de artes escénicas Movimiento Insular Comunidad Artística.

Fue un viaje y un encuentro de chicas, de mujeres creadoras, de artistas bacanas. Secas. Nobles. Admirables todas en su porfía creativa, en su amor profundo por la danza, en su ímpetu noble de transmitir la fuerza, el valor y el poder del cuerpo en movimiento.

En esta travesía, la artista educadora de corazón chilote, Paulina Aburto viajó desde Puerto Montt a Casa MICA para compartir su obra Mi propia fiesta. Una obra sensible y amable, que desde una danza autobiográfica invita a un público familiar a encontrarse con la simpleza y la belleza del cuerpo danzante. Sin darnos cuenta, nos hace partícipes de la pieza, nos pone en el centro de su danza, de sus trayectorias espaciales, de su ritmo. Maravilloso. Mágico. Generoso.

Necesario.

Las compañeras de MICA reciben con tanto amor y respeto esta propuesta. Preparan su casa (un espacio cultural que se sostiene a pura autogestión), difunden la actividad entre sus redes, nos ayudan con el montaje y compartimos unos mates. Entre medio, conversamos de nuestros sueños y de nuestras experiencias. Conversamos del sur y sus dificultades. Porque sí, es difícil…»

«Como dice un amigo chilote, Castro es una extraña ciudad cosmopolita, en donde convergen en un mismo tiempo la ruralidad, la modernidad y hasta la postmodernidad. Una capital isleña llena de contradicciones.

Aún nos restan travesías para seguir descifrando esos entramados. De momento, nos quedamos aún con la frescura del recuerdo de este viaje. Con el rostro alegre de las niñas y niños que disfrutaron de la función. Con esa alma niña que nos invadió en un mismo tiempo y en un mismo lugar.
Gracias
Carolina Contreras.»

Tanto mar para nuestros remos: Isla Huar, segunda parte

Tanto mar para nuestros remos: Isla Huar, segunda parte

Dicen que Isla Huar fue fundada en 1710 por un sacerdote que, en una especie de revelación mística, decidió regalar una isla entera y sus 3600 hectáreas a un grupo de 166
chonos que andaban dando vueltas con sus canoas de allá para acá, sin tener idea que ahora todo eso que se veía en el horizonte y la cordillera era de dominio Español. 22 hectáreas por
persona. O sea, una buena cantidad de tierras como para tener un futuro próspero. Para que
todos y todas se hagan holgadamente una casa con los mismos árboles de sus campos. Para
que puedan recibir educación y fe. Para que tengan un buzón de correos. Para que
construyan una iglesia.

Tanto mar para nuestros remos: Isla Tenglo con Vane Arrebol

Tanto mar para nuestros remos: Isla Tenglo con Vane Arrebol

Ahí está Vane Arrebol interpretando La Poderosa Muerte de los Jaivas, surcando las notas del piano de un teatro, como empujada por el viento sur. Ahí está, vuelve aparecer, Vane Arrebol, cantando una de sus canciones: Chilote mi amor. Vane Arrebol es una tremenda cantante y pianista del sur y ella fue con nosotros a dar un concierto y conversar con los estudiantes del Colegio Isla Tenglo. Caímos justos, caímos bien porque los niños y niñas recién habían sido vacunados contra la influenza en este sur que ha estado durísimo para la salud. La música en este contexto fue una forma de apaciguar el corazón inquieto y decir: ese pequeño dolor, ese miedo del pinchazo, todo ese temor ya pasó, y ahora se pueden relajar, podemos cantar.

Entonces hubo complicidad. Compañía. Comunidad.