Discursos en Movimiento

Tanto mar para nuestros remos

Fluir para viajar, viajar para fluir

Tanto mar para nuestros remos: Ancud, Chiloé

La educación pública del sur tuvo un año triste. Como una chalupa mal calafateada, la educación no paró de hacer agua. Las profesoras y profesores hicieron un tremendo esfuerzo para mantener la pedagogía a flote. Pero no hubo caso. Administraciones perversas. Municipios anteriores mañosos y viciados que no pagaron las contribuciones. Corporaciones Municipales que movieron las lucas de un lado para el otro, haciendo desaparecer los morlacos como por arte de magia. Funcionarios que, sin miramientos, pegaron el corte, tomaron lo que no era suyo y luego se fueron a trabajar al otro lado. Se les ve transitar en sus lujosos autos del año. Como consecuencia de la trampa, profesores y profesoras del sur todavía no pueden jubilar. Me contaron de profesores que se murieron con las botas puestas. Se les adeuda mucho dinero. No tuvieron descanso. Durante meses se les pagó menos de la mitad del sueldo al cuerpo docente del Liceo Bicentenario de Ancud.

Recuerdo una escuela de una Isla sin luz eléctrica, porque el municipio de Puerto Montt no tenía plata para pagar la cuenta de la luz. En el diario local se leyó que el Departamento de Educación Municipal de Puerto Montt tiene una deuda de 10 mil millones de pesos. ¿Cómo imaginar 10 mil millones de pesos? Yo lo imagino así: el velero chilote del Departamento de Educación, con sus velas hinchadas de viento y esperanza, ya no navega. Nunca se le reparó el motor. Desvincularon al capitán Helmuth. Es posible imaginar el remate del velero. La educación administrada por las municipalidades reventó. El reventón de la municipalización. Fruta podrida. Ordinariez.»

Esta es la dimensión de la crisis. Esto fue lo que nos contaron. La magia del sur. La magia negra del sur. El lado oscuro del invierno.
Oscar Petrel.

Tanto mar para nuestros remos: Isla Puluqui

Tanto mar para nuestros remos: Isla Puluqui

Lo pregunta
– Esto es un internado -, le explico a Gaspar, mi hijo. Él tiene seis años.
– Antes vivían aquí más de cien estudiantes. Esas niñas y niños pasaban mucho tiempo sin ver a su mamá o a su papá. ¿Te los imaginas hijo? dormían en estas literas. Tenían estas repisas para guardar su ropa y sus cuadernos. En el salón del primer piso desayunaban y almorzaban todos juntos. Hoy tan solo quedan cinco internos: cuatro niños y una sola niña. Gaspar, ¿tú estudiarías internado?

Tanto mar para nuestros remos: Isla Maillen Viaje 2

Tanto mar para nuestros remos: Isla Maillen Viaje 2

Me quedo con el recuerdo de Martina, levantando la mano para pasar adelante y bailar.
Me quedo con Martina porque yo le vi su carita de asombro, sus enormes ojos negros y toda su emoción cuando pregunté: ¿quién quiere pasar adelante a bailar? ¡yo!, dijo, ¡yo!. Y luego la vestimos con un traje, al igual que las bailarinas grandes de la banda y Martina, la niña de segundo básico, aceptó el juego y se alegró tanto, se reía. Y entonces ocurrió eso que tanto estudió el Cuti Aste: la cumbia.